Datos recopilados por Lovisa
“Hace un
tiempo publiqué una reseña sobre la atrapante historia del fundador de
Florencia, Martin Langworthy, protagonista de una de las historias de amor y
traición más resonantes en la Inglaterra victoriana, que bien pudo también
haber sido una novela de Emily Brontë. Pero nuestros pioneros parecen
destinados a sorprendernos aún más con sus historias de vida que van más allá
de sus huellas imborrables en el inhóspito Chaco Austral de finales del siglo
XIX. Esta vez desentrañaremos la historia de Duncan Wagner, un personaje casi
desconocido de nombre escocés y apellido germano que en 1884 fundó el ingenio
Tacuarendí en torno al cual surgió nuestro pueblo hermano” comenta Lovisa.
Duncan
Ladislas Wagner nació en 1864 en París, Francia. Su padre era de origen alemán
y su madre polaca. Su
abuelo paterno, Charles Wagner, fue un renombrado escultor y orfebre, amigo del
escritor Honoré de Balzac. Fue coleccionista de estampas y mármoles antiguos
traídos de sus viajes por Italia, Grecia y Egipto. Su abuelo materno, Jan
Mickiewicz, hijo de Adam Mickiewicz, considerado el “mayor poeta polaco”, era
dueño de minas de oro y piedras preciosas en los Montes Urales. También fue
coleccionista de antigüedades de la época Clásica y el Renacimiento, además de
tener una gran colección de plantas tropicales de América que guardaba en sus
invernaderos de Varsovia.
Duncan se
recibió de perito en química industrial y en 1884, se embarcó a Sudamérica
para dirigir la “Compañía Azucarera del Gran Chaco”, registrada como “Duncan,
Garnier & Cía”, encargada de poner en marcha el ingenio azucarero en la
plantación Tacuarendí, desarrollada a partir de 1881 por el francés Jules
Andrieu. Junto a él vino su hermano Emile, cuatro años más joven y aficionado a
las ciencias naturales, quién aprovechó su incursión en la zona para realizar
sus primeros relevamientos científicos en los arroyos Las Garzas y El Rabón.
En 1887,
tal vez afectado por el avenimiento de las políticas de Miguel Juárez Celman,
el ingenio Tacuarendí pasa a manos de una nueva compañía: “Calzada, Giuliani
& Cía”. Duncan permaneció en la dirección del establecimiento sólo hasta
1890, cuando inicia una serie de viajes científicos junto a su hermano Emile:
- Desde
1890 a 1894: recorren Santiago del Estero, Tucumán, Misiones y los estados de
Paraná y Santa Catarina en el sur del Brasil, regresando a Misiones.
- Desde
1894 a 1895: desde Misiones inician un segundo viaje recorriendo el Alto Río
Uruguay y el Alto Río Paraná en Paraguay.
- Desde
1895 a 1898: desde Misiones inician un tercer viaje desde Misiones recorriendo
nuevamente Santa Catarina y Paraná.
- Desde
1898 a 1899, recorren el Chaco y el Río Salado en Santiago del Estero.
- En 1899
inician un último viaje juntos llegando a la región de Rio de Janeiro y la
Serra dos Órgãos.
A partir
de 1900, Duncan se asentó en Bahía, Brasil, para dirigir el Ingenio Central en
el distrito azucarero de Pojuca, mientras que Emile, decide radicarse en
Santiago del Estero y adquiere un campo perteneciente a Otto Wulff en el paraje
Mistol Paso, cerca de Icaño. Gracias a los relevamientos en flora y fauna
realizados en cada uno de sus viajes, Emile es nombrado representante del
Muséum Nationale d'Histoire Naturelle de París (Museo Nacional de Historia
Natural de París) para la Argentina, Brasil y Paraguay.
Inesperadamente,
hacia 1902 en su campo de Mistol Paso, Emile realiza un importante
descubrimiento arqueológico que dará origen a la obra magna de los hermanos
franceses: tinajas, pucos, urnas funerarias, instrumentos musicales, platos,
vasos exquisitamente moldeados y decorados fueron algunas de los materiales
hallados en un área de estudio que cada vez mayor ubicada en la llamada
“Mesopotamia santiagueña” ubicada entre los río Salado y Dulce. Las primeras
piezas fueron enviadas al Muséum, cuyas autoridades, asombradas por su
originalidad y belleza, solicitaron a Emile continuar con las investigaciones.
En 1914,
Emile desde Argentina y Duncan desde Brasil viajaron a Europa para enlistarse
en el ejército francés y participar en la I Guerra Mundial. Al finalizar la
guerra, Duncan regresó a Brasil, esta vez acompañado de su flamante esposa, la
joven francesa Cecilia Dubracq.
Por su
parte Emile regresó a Mistol Paso para seguir con sus descubrimientos que cada
vez más resonaban en el ambiente científico de Argentina y Europa. Fue aquí
también cuando se reencontró con la mujer que sería su esposa, Eladia González,
hija de un hachero de Icaño.
En 1924,
Emile fue designado como director del “Museo Arcaico”, un primitivo museo de la
ciudad de Santiago del Estero formado por una colección de piezas arqueológicas
donadas por el Dr. Alejandro Gancedo.
En 1927,
Emile convoca a Duncan, quien, desmotivado por sus fallidos proyectos
industriales, regresa a la Argentina para convertirse en vicedirector del museo
y principal colaborador de su hermano. Excelente pintor y dibujante, se encargó
de los croquis y dibujos de las piezas recolectadas, como también de la
redacción de las conferencias que brindaron para presentar su obra. Finalmente,
los hermanos se habían unido por siempre en su pasión compartida desde temprana
edad, posiblemente heredada del espíritu explorador de sus abuelos.
Ese mismo
año obtienen por parte del gobierno provincial un subsidio de mil pesos. A
partir de entonces, sus estudios se centraron en excavaciones en el paraje
Llatja Mauca, donde además de ampliar sus descubrimientos arqueológicos,
realizan numerosos hallazgos paleontológicos de una variada fauna prehistórica.
Su tesis, refutada en su mayoría por sus pares, se basaba en que en esta región
existió “una civilización milenaria cuya cultura y desarrollo es comparable con
las civilizaciones cretenses o griegas neolíticas”.
En 1934,
gracias al apoyo de Francia, los hermanos Wagner logran publicar sus
investigaciones en su libro llamado “La Civilización Chaco-Santiagueña y sus
correlaciones con el Nuevo y Viejo Mundo” con maravillosas ilustraciones de
Olimpia Righetti. La obra tuvo una gran repercusión en el mundo científico
nacional e internacional y les valió, entre otros reconocimientos, la Legión de
Honor francesa en grado de Caballeros, el Premio Prat (Medalla de Plata) de la
Sociedad de Geografía Comercial de París y la Medalla Buffon, del Museo de
Historia Natural de París.
Duncan
Wagner falleció en 1937 y Emile en 1949. Sus restos descansan en un mausoleo
propio construido por el gobierno de Santiago del Estero en el Cementerio La
Piedad y declarado Monumento Histórico Provincial en 1980.
Actualmente,
su gran colección de piezas arqueológicas y paleontológicas se conservan en el
“Museo Provincial de Ciencias Antropológicas y Naturales Duncan y Emilio
Wagner” de la ciudad de Santiago del Estero.
El legado
de Duncan en el norte santafesino fue trascendental. El ingenio que fundó y
dirigió, fue la principal fuente de trabajo de Tacuarendí hasta 1967, cuando
inevitablemente sucumbió ante las políticas económicas de la dictadura de
Onganía.
Fuentes consultadas:
“Los
Hermanos Wagner” – Julio Carreras - Quipu Editorial, 2013.
“Historia
del Pueblo de Tacuarendí” – Celso Antonio González.
“Los
hermanos Emilio y Duncan Wagner, y su legado al patrimonio de Santiago del
Estero, Argentina” – Museo Municipal Rincón de Atacama
“Los
hermanos Wagner, los pioneros de la ciencia” – Eduardo Lazzari, en “El Liberal”,
9/8/2020.
“Etimología
de los nombres científicos de los mamíferos de Argentina” – Alejandro Mouchard
– Vázquez Mazzini Editores