La agrupación autoconvocada ‘Soy Garrahan’ está integrada por familias porteñas, del conurbano, Mar del Plata, Necochea, Resistencia (Chaco), Córdoba, Concepción del Uruguay (Entre Ríos), Trelew (Chubut), Río Grande (Tierra del Fuego), entre otras ciudades. Todas participaron de las manifestaciones que se realizaron en defensa del hospital pediátrico.
Esta composición federal del reclamo desmiente el discurso oficial que intenta presentar la defensa de los hospitales públicos como un problema «porteño» o corporativo. El Garrahan es el pilar fundamental de toda la salud pediátrica argentina, y su desfinanciamiento afecta a niños y niñas de todo el país que no tienen alternativas de atención en sus lugares de origen.
«No vamos a parar hasta que nuestras infancias estén protegidas»«Necesitamos que el Hospital siga funcionando tal como hasta ahora ya que de él depende, ni más ni menos, que el bienestar y la vida de nuestros hijos e hijas. El Garrahan es el pilar fundamental de toda la salud pediátrica argentina y este reclamo es tan federal como el hospital. El jueves vamos a participar de la vigilia de la sesión del Senado porque queremos un país donde el derecho a la salud se garantice, donde las infancias sean prioridad, donde hospitales sigan de pie, salvando vidas con calidad humana y excelencia médica. Somos madres, somos familias. Somos Garrahan. Y no vamos a parar hasta que nuestras infancias estén protegidas», concluyeron en su comunicado.
Esta última frase condensa la determinación de familias que no tienen margen para la especulación política: se trata literalmente de la vida o la muerte de sus hijos. La movilización del jueves será, entonces, mucho más que una protesta: será el grito de quienes no pueden permitirse la indiferencia ante un gobierno que sacrifica la salud infantil en el altar del ajuste fiscal.
El veto que expone las prioridades del gobiernoLa decisión de Milei de vetar la Ley de Emergencia Pediátrica, aprobada por consenso en ambas cámaras, revela con crudeza las prioridades de un gobierno que encuentra recursos para pagar deuda externa pero no para garantizar la atención médica de niños y niñas enfermos.
El veto presidencial se suma a una serie de medidas que sistemáticamente desfinancian el sistema de salud pública: recortes presupuestarios, falta de insumos, deterioro salarial del personal de salud, desabastecimiento de medicamentos. El resultado es un sistema que colapsa mientras el gobierno celebra el «equilibrio fiscal» como si fuera un fin en sí mismo, sin importar el costo social que implica.
El Senado ante la disyuntiva moralEste jueves, los senadores deberán decidir si convalidan el veto presidencial o si escuchan el clamor de las familias que defienden el derecho a la salud de sus hijos. La sesión no será un debate técnico sobre partidas presupuestarias sino una definición política sobre qué tipo de país queremos: uno donde las infancias sean prioridad o uno donde el ajuste se imponga por sobre cualquier consideración humana.
La presencia de las familias del Garrahan frente al Congreso operará como recordatorio concreto de lo que está en juego. No se trata de números abstractos sino de niños y niñas reales, con nombres y apellidos, cuyas vidas dependen de que el sistema de salud pública funcione.
La movilización del jueves será también una interpelación a la sociedad: ¿vamos a permitir que el ajuste libertario destruya uno de los mejores hospitales pediátricos de América Latina? ¿O vamos a defender el derecho a la salud como un valor irrenunciable de la civilización?
Las familias del Garrahan ya decidieron de qué lado están. Ahora falta que el resto de la sociedad y, sobre todo, los legisladores, asuman su responsabilidad histórica.
Fuente: El Argentino.