En el corazón rural del norte santafesino, la escuela primaria de La Sombrilla, ubicada a unos 37 kilómetros al oeste de Los Amores por la ruta 30, sigue siendo un pilar educativo y social en una de las zonas más aisladas de la provincia. Fundada hace más de 50 años, en terrenos cedidos por una estancia centenaria, la institución funciona bajo un sistema de alternancia, donde los alumnos permanecen 20 días corridos en el albergue escolar y 10 días en sus hogares. Actualmente, más de 40 niños y niñas de entre 4 y 13 años asisten al establecimiento, que se ha convertido en su segunda casa.
A pesar del contexto rural, la escuela logró importantes avances en los últimos años: cuenta con energía eléctrica e internet, aunque este último inicialmente fue de tipo educativo satelital, con acceso limitado. Gracias a la iniciativa del director, se incorporó una pantalla especial que permitió mejorar la conectividad y el acceso a contenidos audiovisuales. Sin embargo, la tranquilidad del paraje se vio alterada el pasado fin de semana, cuando una fuerte tormenta provocó la caída de un árbol que dañó el transformador eléctrico, dejando al establecimiento sin suministro desde el viernes por la noche. Hasta el martes al mediodía, el servicio no había sido restablecido y los equipos necesarios para la reparación permanecían retenidos en Los Amores, lo que agravó la situación.
Ante este panorama, el obispo de la diócesis organizó una visita pastoral junto a un sacerdote y personal técnico, con el objetivo de acompañar a la comunidad educativa y evaluar las necesidades más urgentes. Pese a las adversidades, el espíritu solidario del equipo docente no se detiene. La escuela mantiene su compromiso de brindar atención integral: los alumnos reciben cuatro comidas diarias, frutas, meriendas, postres y mate con masitas, además de la contención afectiva y pedagógica que caracteriza a la institución.
El mayor desafío hoy pasa por la infraestructura eléctrica. El transformador actual solo soporta dos termotanques, una heladera, un congelador y las luces básicas. El uso de ventiladores o aires acondicionados resulta imposible, ya que la carga excede la capacidad del sistema y provoca cortes. El grupo electrógeno solo puede utilizarse algunas horas al día, de manera intermitente. Desde la comunidad educativa se espera que, antes de fin de año, pueda instalarse un nuevo transformador de mayor potencia, lo que permitiría mejorar significativamente las condiciones de vida y aprendizaje de los niños y el personal.
Más allá de las dificultades, la escuela de La Sombrilla sigue siendo un símbolo de compromiso, vocación y esperanza, demostrando que la educación florece incluso en los rincones más remotos del norte santafesino.
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