“Mi Patria
no se vende”, dijo ayer entre lágrimas Rubén Rada, el titular de la Federación
Santafesina de Veteranos de Malvinas. Y tiene razón. No todo son bienes
transables y no todo es mercado comerciable.
Milei se
presenta como novedoso pero lo inédito es la inexpertise con la que un candidato llega a segunda vuelta. Por
el contrario, lo que claramente no es novedoso son las consecuencias de la
política económica que propone: caída del poder adquisitivo del salario
(incluso en el escenario macroeconómico actual, el poder adquisitivo en 1998
era 50% menor al de hoy) y pérdida de puestos de trabajo. Lo vivimos desde 2016
hasta 2019. Un buen ejemplo es Liliana, empresa santafesina que pasó de 900 a
500 empleados durante el macrismo y hoy, vía políticas de incentivo al empleo
privado, supera los 1.300 trabajadores/as.
La liviandad y
el desconocimiento con el que días atrás Milei habló del comercio internacional
-subsumido a un acuerdo entre privados-, lo llevó a negar todo vínculo posible
con países como Brasil y China. Tal vez lo que el león no sabe es que el 20% de
las exportaciones santafesinas tienen como destino precisamente esos dos
países, con ventas de enero a septiembre de este 2023 por más de 1.800 millones
de dólares. Si nos centramos sólo en las pymes, sector que más puestos de
trabajo genera, ese número asciende al 70%. Peor aún, tal vez no le importe.
Massa entiende
que, en un país federal, la Nación se engrandece con y por las provincias. Y se
hace con acciones concretas. En su última visita, el candidato se comprometió a
instalar una Agencia Federal de Investigaciones en la ciudad de Rosario, una
suerte de “FBI argentino” para trabajar sobre la prevención de delitos. No hay
seguridad sin un Estado presente.
Sabemos que los
votos no tienen dueño y que los resultados están abiertos. Por eso Sergio Massa
habla del 19 de noviembre como un capítulo que empieza, no que termina. Esa es
la esperanza de la que hablamos quienes votamos convencidos. Queremos ganar las
elecciones, pero queremos ganar para hacer las cosas de otro modo, para ordenar
ese futuro que, para muchos, hoy sabe a desazón.
Esa realidad no
se resuelve con una motosierra, ni a los gritos, ni con recetas mesiánicas sólo
existentes en las teorías de autores que nunca nadie en ningún lugar del mundo
aplicó, no se resuelve con más grieta; se resuelve con capacidad de gestión y
acuerdos básicos, hablando con los vecinos y vecinas, docentes, con empresas y
organizaciones, también con China y Brasil. No hace falta romper todo para
hacer las cosas de otra manera.
Massa quiere,
puede y está preparado para conducir ese proyecto. Nos propone hacerlo sobre la
base de dos propuestas que considero indispensables: el establecimiento de políticas
de Estado y el llamamiento a un gobierno de Unidad Nacional. La primera tiene
que ver con políticas compartidas por las distintas expresiones relevantes,
cuya ejecución no depende de los gobiernos de turno. En criollo: elegir 5 o 10
temas centrales en los cuales no pegar volantazos cada cuatro años. Eso otorga
previsibilidad, condición necesaria para sentar base en Argentina.
La segunda es
más ambiciosa. Para Sergio Massa, la Unidad Nacional supone un Gobierno de las
y los mejores “sin importar de dónde venís sino adónde queremos ir como país”.
A no confundirse, no convoca sólo a la política. Además de multipartidario, es
multisectorial y profundamente federal. Eso otorga gobernabilidad, condición
necesaria para una Argentina que quiere construir a largo plazo.
Para muchos,
esta elección está atrapada entre la democracia y la pared. Enamorados del país
que somos, no dejemos el futuro en blanco, y vayamos este domingo camino a la
mejor versión que podamos ser. Massa nos invita a aventurarnos en la caótica,
compleja y hermosa experiencia de construir pensando con y en los otros. Es más
largo y sin duda más trabajoso. Pero es más argentino. Vamos con esperanza por
este 19 de noviembre, que ahí viene una nueva Argentina. Y es enorme.
(*) Ministra de
Gobierno, Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe y diputada provincial
electa.